Un bailarín:
Es un ser que está lleno de avidez por el movimiento, con ansia por hacerse visible en la escena, que admiren su trabajo, esfuerzo y dedicación.
Por ello si está en un lugar que ya llenó sus expectativas, instintivamente buscará donde seguir creciendo y encontrar estabilidad económica con lo que sabe hacer y desea sólo hacer.
El bailarín trabaja con pasión, por eso dedica 24 de 24 horas a la danza; come, sueña y vive danza.
Las academias:
Brindan un conocimiento para que el bailarín tenga herramientas de trabajo, aprenda y conozca las diferentes técnicas, por ello reciben un incentivo o reconocimiento económico. Inculcan el amor por el arte, un patrón, un dogma, una convicción.
Las compañías:
Potencializan a los bailarines, los entrenan y fortalecen sus habilidades para hacerlos llegar a estados que ni ellos se imaginan, tanto en la creación como en la interpretación.
Garantizan un estado vigente en la escena, participación de festivales, temporadas de los diferentes tipos de teatro y de alguna manera la gestión para que su economía sea estable en la danza.
La tergiversación de los conceptos anteriores, son los que frecuentemente ocasionan malos entendidos y roses negativos en el sector de la danza.
Si en algunos proyectos de enseñanza de la danza tienen becas, es hora de legalizar ese estado, que se tenga una contra oferta, el regalar todo, le quitamos validez y reconocimiento financiero a nuestro trabajo en danza y es allí donde nuestra economía dancística empieza a tener fisuras y rupturas, nos ven como hobbies (pasatiempos).
Por lo tanto, es importante hacer un documento que se autentique, donde ambas partes estén de acuerdo que haya un intercambio o pasantía por ese tiempo de formación en condonación: trabajo social, danzar en la compañía (si la tienen), por un tiempo determinado, de una manera u otra que los gestores del proyecto se sientan bien recompensados no sólo por su labor altruista sino reconocidos en su quehacer.
Si una academia desea tener proyección artística en escena, lo recomendable es que abra su propia Compañía, de esta manera va a ver su fruto, logrando un estatus más profesional.
Por Yehison Rodríguez
Director, Coreógrafo y Bailarín de la compañía DT
Revisión de estilo:
Vilma Guzmán
Comunicadora social